¿Por qué una mujer enferma decidió suicidarse?

"Me voy a suicidar hoy al mediodía, es hora, la demencia reclama un sacrificio y casi estoy perdida, casi pierdo mi 'yo'".

Estas palabras fueron escritas por Gillian Bennett. El canadiense de 83 años de edad sufrió de demencia y, el 18 de agosto de 2014, decidió suicidarse. Solo su esposo Jonathan estaba a su lado y publicó su carta de despedida en Internet poco después de su muerte. Desde entonces, el texto toca a muchas personas y vuelve a plantear la cuestión de cómo las personas enfermas autodeterminadas pueden morir.

La carta anuncia lo difícil que es para Gillian dejar atrás a su esposo, a sus dos hijos, a sus seis nietos ya sus dos bisnietos. Al mismo tiempo, está absolutamente segura de que quiere dar este paso.

"Hace tres años que sé que estoy demente, es una pérdida progresiva de mi memoria y juicio, una enfermedad progresiva y obstinada pero confiable", escribe Gillian. "Solo en pequeños pasos, ahora más rápido, me convierto en verduras, solo puedo encontrarlo difícil, si mi nieta viene en tres días para visitar o hoy".

La ex psicoterapeuta deja claro que no le teme a la muerte: "Cada uno de nosotros nace de una manera única y muere de forma única, veo la muerte como la última aventura con un final abrupto y planificado". Sé cuándo es el momento de para ir ". Sobre la vida, ella escribe: "La vida parece ser una fiesta a la que me lanzaron. Al principio era tímida e incómoda y no conocía las reglas, tenía miedo de hacer lo incorrecto, resultó que era Había que disfrutar la vida, pero no sabía cómo. (...) Comencé a comprender que tenía que establecer mis propias reglas y vivir de acuerdo con ellas ".

Al publicar su carta de despedida en Internet, Gillian quería sacar el tema de la muerte fuera de la zona tabú. "Hay tantas cosas con las que estamos obsesionados, siempre pensamos que necesitamos hacer las cosas bien, ¿traemos una botella de vino o flores a la fiesta, vengo con jeans y botas, o es demasiado informal? Hago nuevos amigos, pero nunca hablamos de cómo queremos morir ".



Debido a que está prohibido dar eutanasia en Canadá, su esposo Jonathan no estaba en la habitación cuando Gillian estaba preparando su suicidio. Pero en su último aliento él sostuvo su mano. "Todo sucedió tan repentinamente", dijo al periódico "Herald". "Después de media hora, sus ojos estaban abiertos y su pecho ya no se movía, parecía que se había ido, esperé otra media hora y luego llamé al médico ya la policía".

Las últimas palabras de Gillian están dirigidas a su esposo: "Hoy, ahora, camino feliz y agradecido a la noche, Jonathan, el valiente, el leal, el verdadero y el más querido, está conmigo, no necesito nada más".

En el video, la familia cuenta cómo fue para ellos dejar ir a Gillian.



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